domingo, 6 de agosto de 2017

De mi mayor consideración.

“De mi mayor consideración”, frase acuñada normalmente como saludo protocolar para una carta formal, ya sea de presentación, de solicitud laboral, o de respuesta a un aviso, etc; de la cual quiero destacar una cosa, la palabra “Consideración”.

Es poco usual ver que se lleve a la práctica la consideración, no estamos en tiempos donde sea una de las virtudes que nos distinguen, porque la diligencia propia es prioritaria ante la del conciudadano, basta con salir a la calle y hacer un recorrido de 10 cuadras en un vehículo para darse cuenta de lo poco considerados que somos, entre conductores de autos, motos, camiones, ómnibus (uff!) y peatones. Donde a las claras se ve la ley del mas fuerte, (creo que ni Darwin pensó que se su teoría sea tan exacta). Porque nunca pasó que el ómnibus parado en la fila del semáforo, que al dar la luz verde pasa del carril derecho al izquierdo, para pasar al otro ómnibus que esta en frente y luego maniobrar bruscamente para tomar la transversal doblando a la derecha, todo esto en una calle normal de un sentido y sin importar el ómnibus del frente o que vehículos vienen detrás por el carril izquierdo. Nunca les paso?

No olvidemos al person, que en el frente de la línea, esperando que el semáforo de luz verde esta Whatsappeando y jamás notó que ya dio verde para avanzar, o el motokeiro que esperando ese semáforo para sobre la línea peatonal, desconsiderados!!

Ni hablar, del desgraciado que se le ocurrió estacionar frente a un garaje, o en el espacio reservado para minusválidos o embarazadas, o frente a la rampa para minusválidos de las veredas. Es para rayarle auto y desinflarle dos ruedas con una moneda.

Mi constante era soportar a los miserables que paran en doble fila sobre 25 de Mayo al costado del Banco de Fomento para comprar la chipa y el cocido del desayuno, mientras del otro lado paran para bajar a gente dejando cero espacio para avanzar, bajo la displicente mirada de los Policias de transito. Da para hundir la mano en la bocina hasta llegar a la cremallera.

La impuntualidad, (uno de mis defectos entre varios otros), el hacer esperar a una persona en vano, típico del garca que te cita un día a cierta hora para cobrar y después de hacerte esperar dos horas te “hace decir” para que vengas otro día, es para que le de una fuerte colitis, desconsiderado.

La consideración viene de abajo. La aprendemos desde chiquitos con los ejemplos que existen en nuestro alrededor, y la vamos empeorando a medida que crecemos.

De mi mayor desconsideración, me despido hasta el proximo post, dentro de unos 7 años. (?)